El gas de la risa u
óxido nitroso puede ocasionar una degeneración de la médula espinal en
aquellas personas que lo consumen con frecuencia. Según médicos
neozelandeses, esta sustancia está siendo ampliamente utilizada como
droga de diversión, lo que puede ocasionar graves implicaciones de salud
pública entre los jóvenes usuarios.
El óxido nitroso
fue descubierto por el científico inglés Joseph Priestley en 1793 y se
comenzó a utilizar en circos y ferias para provocar estados de hilaridad
entre aquellas personas dispuestas a probar la sustancia. Esto fue así
hasta que en 1844 el químico británico Humphry Davy tuviera la idea de
utilizarlo para evitar el dolor de los pacientes. A partir de ese
momento se ha venido empleando con distintos fines como los anestésicos
en intervenciones quirúrgicas mezclándolo con oxígeno.
En la Segunda Guerra Mundial esta sustancia fue empleada por los
alemanes para compensar la baja densidad del aire y la falta de oxígeno a
una gran altura. No sólo los militares vieron en este gas un aliado
sino que también los atletas en la década de los ’50 vieron que
podrían mejorar sus marcas mediante inyecciones de óxido nitroso, algo
que fue prohibido más tarde por las autoridades competentes.
Entre otros efectos secundarios adversos se ha observado que este gas bloquea la acción de la vitamina B12 lo que da lugar a un daño en la médula espinal.
Según un cuestionario, realizado por médicos del Hospital de Auckland,
en Nueva Zelanda, en el que entrevistaron a más de 1.700 estudiantes universitarios, casi el 60% de éstos sabía que esta sustancia se estaba utilizando como droga de diversión. El 12% de los encuestados reconoció utilizarla para este propósito y el 3% se consideraba un usuario habitual.
Los investigadores observaron que las personas que eran consumidoras de
esta sustancia eran cinco veces más propensas que los no usuarios a pensar que este gas es seguro. También emplean con más frecuencia otro tipo de drogas inhaladas como la marihuana, la cocaína y los alucinógenos.
Generalmente pocos estudiantes conocían los efectos potenciales
agudos o crónicos originados por el uso de esta sustancia. Según los
autores, estos problemas pueden ser más frecuentes debido a que el
número de personas vegetarianas ha aumentado y, por tanto también lo ha
hecho el riesgo de presentar más deficiencias de vitamina B12.
Los autores del estudio, publicado en el último número de la revista 'The Lancet',
advierten de la alta incidencia del consumo de esta droga, lo que
debería alertar a los médicos cuando diagnostican un daño medular agudo
en una persona joven sin otro tipo de patologías.
fuente: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2003/04/22/salud_personal/1051006347.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario